La despedida del hombre que nunca retrocedió


Cómo no recordar a aquel hombre devastado después de la eliminación ante Suecia. La imagen que transmite Marcelo Bielsa, en cuclillas a un costado de la cancha del Ellis Park, es la misma que transmitía la televisión hace ocho años, cuando aquella vez con Argentina se tuvo que ir en primera ronda. El balance general será bien distinto, pero la desazón del director técnico y su lenguaje corporal muestra lo difícil que fue tolerar la frustración. Más allá de la tranquilidad de saber que nunca traicionó su idea futbolística.

Ya en el primer tiempo se lo veía enérgico pese al 2-0 en contra. Ya no era ese caminar nervioso por el banco que dejaba ver hace sólo tres días cuando se produjo la caída contra España en Pretoria. Esta vez, más allá de la ansiedad, Bielsa transmitía la bronca por un resultado adverso que parecía no terminar de admitir. Y por cada jugada que Mark González -de mal partido y reemplazado en el entretiempo- no podía resolver con precisión.

En la cancha, su equipo respetó a ultranza la audacia de la propuesta del técnico pese a la adversidad. Estaba claro que en las charlas previas nadie tuvo en cuenta a los que creían que contra Brasil más hubiera valido colgarse del travesaño. Como si los que intentaron eso en el pasado contaran con grandes éxitos ante los pentacampeones.

No bajó ni un poco hasta el final la intensidad con la que Bielsa vivió el partido. El pitazo final del inglés Webb pareció sorprenderlo y lo dejó en esa actitud melancólica al costado de la cancha. Tuvo en ese contexto de tristeza total el sorpresivo abrazo de Robinho, ese genio del fútbol que acababa de marcar su primer gol en Mundiales. Como para darle algo de consuelo a ese hombre que hoy no pudo encontrar en los resultados el premio a su actitud de hierro.

No comments:

Post a Comment

 
Tattoo