Cansada de no recibir respuestas por parte de las tostadas -a las que, ante falta de respuestas, terminaba comiendo- la siempre vigente Graciela Alfano se compró un loro.
Desde hace unos días, un loro que habla habita junto a varias mascotas en el coqueto piso que Alfano tiene en el barrio de Recoleta.
Graciela pasa parte de su tiempo libre enseñándole al loro a decir malas palabras para que la pueda defender de los constantes ataques de Aníbal Pachano. ¿Quién se cansará primero, Graciela o el loro?
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