Sudáfrica venció 2 a 1 a Francia, pero no le alcanzó para pasar a octavos de final; es el primer anfitrión de la historia que no se clasifica a la segunda rueda de un Mundial, y el conjunto galo, al igual que en 2002, tuvo un campeonato para olvidar
El sueño sudafricano no pudo ser. Si bien el equipo anfitrión tuvo una pequeña ilusión cuando vencía 2 a 0 ante un rival completamente entregado y que invitaba a la goleada, los galos despertaron de su letargo, anotaron su único tanto en la competencia y sumaron a los locales en su propia amargura.
Si cuando Khumalo abrió la cuenta para los Bafana Bafana el estadio se despertó, cuando Mphela marcó el segundo, literalmente explotó. Incluso, la actitud de Tshabalala, figura destacada una vez más, de ir a buscar rápido el balón adentro del arco para no perder tiempo y soñar con más goles, aumentó la expectativa y la ilusión.
Sin embargo, cuando menos se lo esperaba, llegó una jugada colectiva de los franceses. Ribery, generoso, le cedió el gol a Malouda, quien con sólo empujarla marcó el único gol de Les Bleus en este Mundial.
El partido fue intenso, y mostró a una Sudáfrica batalladora y decidida. En contraposición, lo de Francia fue otra vez pobre, limitada y muy lejana a lo que su rica historia reciente merece. Para colmo, la pronta y excesiva roja a Gourcuff, a los 25 minutos del primer tiempo, complicaron y limitaron aún más las débiles pretensiones galas.
El colmo de esta penosa campaña francesa fue en los últimos minutos, cuando Thierry Henry, un jugador no querido por el entrenador Raymond Domenech, terminó jugando con la cinta de capitán...
Con el 2 a 1, ambos seleccionados quedaron eliminados de la competencia. En el caso de Sudáfrica es algo histórico, porque nunca antes un equipo anfitrión se había quedado afuera en la primera fase. Los franceses repitieron la paupérrima tarea realizada en Japón / Corea del Sur 2002, aunque en este caso al menos marcaron una vez.
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