Esta vez la modelo y asesora en materia de turismo del gobernador José Alperovich y del Ente Tucumán Turismo
Marianela Mirra, no fue noticia por los resonantes sucesos de la farándula ni por sus asombrosas relaciones sociales, sino por un acontecimiento cuasi-policial.
Impecablemente vestida y arreglada, avanzaba con su automóvil por Laprida al 700, donde tiene el estudio jurídico su hermano, cuando sorpresivamente embistió a un motociclista, en una de esas maniobras fatídicas que ocurren a menudo en la vía pública. No circulaba a alta velocidad ni manejaba con actitudes imprudentes. Fue un accidente menor, sin mayores consecuencias. El motociclista salió ileso, pero su vehículo quedó con algunos daños.
Después de recuperarse del susto y mirar si se había roto algo importante en su cuerpo, el joven conductor, aliviado e ileso, se encontró con Marianela.
El impacto frente a la célebre protagonista de la televisión fue mayúsculo, pero eso fue todo. No podía creer que era ella. Nadie le iba a creer la anécdota.
La famosa modelo tucumana y estudiante de abogacía en la Universidad San Pablo-T le preguntó cómo estaba.
Como advirtió que no había ocurrido nada grave, se despidió con amabilidad, subió a su auto y se alejó tranquilamente, sin dejarle un solo peso al muchacho para reparar las roturas y raspones que había soportado la motocicleta.
Solamente una bonita sonrisa descolgó de sus labios hacia el joven, que se quedó con el casco en la mano y la moto tirada en la calle.
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