La novia de Mardona: "cuando me enamoré de Diego, supe que era para toda la vida”

La novia de Maradona acepta por primera vez una entrevista en Sudáfrica. Convenció al DT de la Selección para hacer una foto juntos en la puerta de su casa, y luego habló de todo. Cómo se conocieron. Los cinco años juntos. Los momentos más duros en las internaciones del Diez. El hijo que perdieron. Las tristezas en los momentos difíciles de las Eliminatorias y la alegría de saber que éste es el mejor momento profesional de Diego, a quien “quiero y amo con locura”.

–¿Cómo estás viviendo todo esto en Sudáfrica, con el plus que significa estar ligada a Maradona?
–¡Muy bien! ¡Este país me sorprendió! No es lo que muchos decían: la gente es muy agradable y eso hace que uno se sienta a gusto. Y con respecto a Diego, fascinada con todo lo que le está pasando. Lo veo enchufado y feliz por el trabajo que está haciendo. Es un enamorado de sus jugadores.

–¿Eso no te da un poco de celos?
–¿Celos? ¡No! ¡Ellos son sus jugadores y yo, su mujer! Es que en el fondo Diego es un poco de todos. El siempre dice que ama con locura a Dalma y a Gianinna, sus hijas, y sabemos cuánto lo quieren millones de argentinos. Por eso nunca sentiría celos.

–Muchos se sorprenden de este nuevo Diego Maradona, un hombre sereno y reflexivo, a punto de cumplir sus 50 años.
–Sí, me lo han dicho. Hace cinco años que estamos juntos, y creo que este período de estabilidad también lo serenó y lo hizo cambiar.

–¿Qué hiciste para provocar ese cambio?
–Le demostré que era una persona que iba a estar a su lado siempre, en las buenas y en las malas. Yo viví tres internaciones de él, que fueron muy duras para los dos. En la última estuvimos dos meses juntos, porque no me moví de su habitación. Cada vez que salió hablamos mucho. Fueron charlas profundas, sinceras... y muy dolorosas. Terminábamos llorando los dos, pero sin duda cada una de esas crisis a ambos nos hizo crecer como pareja y como personas.

–¿En esos momentos nunca pensaste “¿Qué hago yo acá?”?
–Jamás. Siempre pensé, desde chica, como una mujer grande. Y cuando me enamoré de Diego supe que iba a ser para toda la vida.

–¿Cómo es ser la mujer de Diego?
–Al principio es todo fascinación y sorpresa por lo que él provoca en la gente. Pero después te vas acostumbrando. Ya no lo miro como Diego Maradona, sino como mi pareja, el amor de mi vida.

–Te lleva casi veinte años. ¿En algún momento la diferencia de edad fue un problema?
–No, porque a pesar de mis 31 años, como te dije antes tuve siempre la mentalidad de alguien mayor. Además, cinco años al lado de Diego te hacen crecer veinte de golpe. Maduré un montón, y hoy pienso como una persona de cincuenta.

–Hasta que lo conociste vos llevabas una vida normal. A su lado, todo debe ser cualquier cosa menos “normal”. ¿Te acostumbraste a ir a cenar y que no los dejen tranquilos, por ejemplo?
–Es que si Diego acepta firmar autógrafos y sacarse fotos está todo bien. De todos modos, no somos de salir mucho. Tenemos una vida tranquila y bien casera. Preferimos estar en familia, ver una película o jugar con Bella, nuestra perra.

–¿Es la perra Shar Pei que lo mordió en el labio, no?
–Sí. La fuimos a comprar juntos cuando era chiquita.

–En su momento no quedó muy claro aquel accidente. ¿Cómo fue?
–Estábamos acostados, a punto de dormir, y Diego notó que Bella estaba echada, medio tirada. Y como tiene insuficiencia renal, se preocupó. Se levantó de la cama y la tomó en brazos. La perra se asustó y lo mordió en la boca.

–¿Viven solos en la casa de Ezeiza?
–Sí. Nosotros y la perra, nadie más.

–¿Cómo es un día en la vida de Diego? Contá algo de estos últimos meses.
–Nos levantábamos juntos bien temprano, desayunábamos unos mates en casa y él salía para el predio de Ezeiza. Todos los días, estuvieran los jugadores o no. Después, a la noche, cenábamos y hablábamos de todo.

–¿Te cuenta cosas de fútbol o de la Selección?
–Me cuenta todo, de fútbol y de cosas que le pasaron en el día. Yo también le hablo de mis cosas. Por suerte, tenemos muy buen diálogo.

–¿Fueron duras las Eliminatorias?
–Pasamos por todos los estados. Momentos de mucha alegría, como su debut ante Venezuela o la clasificación en Uruguay, y momentos durísimos, como la vuelta de Bolivia después de perder 6 a 1. Ahí estuvo muy mal, bajoneado... Fue muy duro. Pero para eso estoy yo, para bancarlo y consolarlo en los momentos difíciles.

–¿Y ahora, en esas tardes libres en las que llega a tu casa en Pretoria, qué dice?
–Desde el primer día dijo que le encantaba la casa que alquilamos. Después, que me extrañaba muchísimo. Tuvimos tiempo de estar juntos todo ese día. Ahora, cuando viene, disfruta de la familia, tomamos mate, miramos un partido juntos... Se relaja bastante.

–Nos decías que el viaje surgió después de la pérdida de tu bebé. ¿Están pensando, de todos modos, en ser padres?
–En realidad, no es un tema que hablemos. Estamos muy bien así y queremos disfrutar este momentos juntos. Pero aquel bebé tampoco fue algo planeado. Si llega en el futuro, bienvenido.

–¿Estás con ganas de ser mamá?
–La ilusión siempre la tuve, y sé que en algún momento va a venir. Pero no vivo obsesionada pensando en eso. El próximo año... o el otro... Dios decidirá cuándo será el momento.

fuente Revista Gente

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