El mundo esperaba a Messi, y Messi cumplió de sobra en el debut


Era Messi el hombre a seguir en el debut argentino. Y fue nomás Lionel Messi el hombre del debut argentino en el Ellis Park. Si jugó entre algodones, o si no está para jugar 90 minutos, esta noche lo disimuló bastante bien, al punto que de sus pies nacieron la mayor parte de las jugadas de gol de su equipo.

Un dato habla a las claras del peso específico del jugador del Barsa en la producción ofensiva de la Selección. Siete ocasiones de gol dispuso Argentina a lo largo del primer tiempo, y Messi tuvo un rol protagónico en cinco de ellas. Cuatro tuvieron su sello (dos apiladas aproximándose al área y un remate sorpresivo) y en la quinta un pase suyo fue definido sin justeza por Samuel de cabeza.

Es cierto: una de las dos restantes derivó en el único gol del partido. Corner de Verón desde la derecha y cabezazo inapelable de Heinze. Pero Messi llegó aquí para ser la figura del Mundial y hoy demostró que le sobran argumentos para lograrlo.

Nigeria jamás supo cómo, con quién ni en qué lugar de la cancha tomarlo. Pero Messi supo qué hacer con esas ventajas. Se ubicó por detrás de los volantes Etuhu, Lukman y Kaita y metros delante de los centrales. Allí encontró terreno fértil para generar esos arranques impevisibles que terminaron casi siempre con zurdazos neutralizados por el muy buen arquero Enyeama.

Algunos escalón debajo de Messi debe ubicarse a Javier Mascherano. El volante de Liverpool marcó el ritmo del equipo, ordenó, quitó y distribuyó. Mostró madurez y temperamento, e incluso retomó las riendas del equipo sobre el final, cuando la defensa mostró flaquezas. En ese momento, fue Tevez quien ocupó la posición de “doble cinco” y le dio una mano.

Pero el tema es Messi. El eje de todos los ataques. El que generó tanto magnetismo como para que algún compañero eligiera pasar por sus pies en lugar de encarar. El distinto.

Cinco llegadas arrimó en el primer tiempo y otras tres muy claras en el segundo. Le faltó una pizca de precisión para coronar algunas de ellas, con zurdazos que rozaron el palo derecho o encontraron una mano salvadora del arquero. Se llevó dos premios: el triunfo, desde ya, y el abrazo enorme de su técnico. Algo sabe Diego Maradona de Mundiales y de actuaciones protagónicas.

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