La guerra secreta entre los valientes

Hicieron el éxito televisivo más grande de los últimos tiempos y ahora la rompen en el teatro en Mar del Plata, pero Gonzalo Heredia, Luciano Castro y Mariano Martínez no mantienen ese idilio puertas para adentro.

Personas cercanas a la producción sacaron algunos trapitos al sol y revelaron que la relación entre los actores ya no tiene el mismo vigor.

Según un informe de la revista Pronto, todo habría comenzado con un pedido de Martínez, quien sacando chapa de su mayor trayectoria en pantalla exigió una diferenciación en la obra.

Disconforme con el espacio que tiene en la tira de El Trece su personaje, Segundo, solicitó destacarse en el teatro y hacer el saludo final por una puerta especial, con el argumento de que sus compañeros "recién están empezando".

Sin embargo, la primera fisura del verano apareció en la noche de Año Nuevo, cuando los compañeros de elenco se juntaron en el dúplex del piso 17 de Torres de Manantiales y Martínez no pintó. "Estuvimos juntos las 24 horas de los 365 días del año; hoy necesito estar tranquilo con mi mujer y mi hija, que las amo con toda mi alma. Es una fecha especial y uno elige estar con quien quiere estar", fue su explicación.

El día a día fue desgastando aún más la relación y hoy cada uno hace la suya. Acompañado por su mujer, Juliana Giambroni, y su hija, Oliva, Martínez casi ni va a la playa y cuando va, elige el Club de Mar, camino a Chapadmalal.

En cambio, Heredia y Castro hacen vida playera cerca del Faro. Junto a amigos, entre los que se incluye Alejandro Muller –Huevo-, se quedan tomando sol, charlando de la vida y, si el día ahuyenta a los veraneantes, se animan a un picado futbolero en la orilla.

Para incentivar la comunión, los improvisados jugadores suelen convocar a Martínez, siempre con la misma respuesta como devolución: "no". La única vez que coincidieron en la arena los tres fue cuando fueron contratados por una marca.

Precisamente por un acto de presencia también saltó otra bronca. Hace algunos días, una empresa de alimentos ofreció 80 mil pesos a repartir por estar un rato en un parador de La Feliz. La única condición era que estuvieran los tres, pero Martínez no aceptó y sus compañero vieron desvanecer la chance de un clin caja fácil y suculento.

Pero hay todavía más: al ex de Marcela Kloosterboer no le gustaría para nada el rol de capitán y líder del grupo que adoptó Castro. "Les aconseja mostrarse lo menos posible y resguardar su intimidad. Gonzalo, que es nuevito, acata todo. Pero Mariano está cansado de los mandatos; prefiere hacer oídos sordos y hacer la suya", contó alguien cerca al trío.

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