SAN PALERMO


Ganaba la selección en el inicio del segundo tiempo con gol de Higuaín, pero a los 44m los peruanos lograron el empate. Y cuando la tormenta que se había desatado en el cielo porteño amenazaba con contagiarse en las tribunas, salió el sol del botín de Martín Palermo. Marcó a los 46m y mantiene viva la ilusión argentina.

Gonzalo Higuaín puso en ventaja al equipo de Diego Maradona, igualó a los 45 minutos del segundo tiempo Hernán Rengifo, pero Palermo, cuando el partido se moría, le dio vida al seleccionado argentino.

El partido se jugó bajó un diluvio en el estadio Monumental, con un mal arbitraje del boliviano René Ortubé, quien no sancionó un claro penal para Perú y no advirtió la posición adelantada de Palermo en el gol.

La vida de Palermo es una película y esta vez al final apareció el actor protagónico, el que no enamora por besos sino por goles, y salvó al seleccionado argentino y a Maradona de un papelón histórico, porque el equipo futbolísticamente fue muy malo, no tuvo alma y desde el banco de suplentes en vez de arreglar los problemas los complicaron más.

Pero Palermo salvó a todos, por eso las chances de clasificar al mundial de Sudáfrica siguen intactas, porque empatando el miércoles que viene en el estadio Centenario hasta se puede llegar a Sudáfrica 2010 en forma directa sin pasar por el repechaje.

Pero para esa historia todavía hay tiempo. La que pasó hoy habrá que recordarla, para no volver a repetirla.

Argentina jugó mal, no mostró actitud, por momentos los jugadores parecieron desganados y casi se despiden del mundial.

El seleccionado argentino salió a jugar ante Perú como se debe en este tipo de partidos, es decir, con dientes apretados, tratando de tocar la pelota, llegando por abajo, abriendo las puntas, y así, desde el inicio, complicó a los dirigidos por José Del Solar.

Con Lionel Messi moviéndose como en Barcelona, es decir, partiendo de la derecha y encarando hacia el medio, con Pablo Aimar siendo socios de todos lo que querían tocar la pelota, parecía que Argentina enseguida se iba a poner en ventaja.

En los primeros minutos tuvieron el gol Messi, Gonzalo Higuaín, a quien le dieron poco la pelota, y Angel Di María, que se movió bien por la izquierda.

Frente a los dirigidos por Maradona se paró un equipo peruano pensando sólo en defender, con nueve hombres parados detrás de la línea de la pelota y sólo Ramírez y Fano tenía un poco actitud ofensiva.

Pese a esta situación, Jonás Gutiérrez, por ejemplo, prácticamente nunca abandonó su posición de lateral por derecha, los dos zagueros (Rolando Schiavi y Gabriel Heinze), además de jugar mal, nunca atacaron, y a Emiliano Insúa le pesó el debut.

En el medio Javier Mascherano desde el partido con Brasil que no es el mismo, Enzo Pérez se chocaba con Messi y sólo Di María marcaba diferencia por izquierda.

Aimar fue el único en el primer tiempo que siempre mantuvo un nivel regular, porque Messi aparecía y desaparecía, mientras que Higuaín, después de perder dos goles se vino abajo.

Los minutos pasaban y el seleccionado no mostraba nada que ilusionara, por eso, a los 28 minutos el grito que salió de la tribuna Centenerio pidiendo a Palermo se trasladó a toda la cancha.

Sobre el final de la etapa Argentina volvió a pisar varias veces el área rival, pero sin profundidad, con situaciones extrañas, como varios gritos de Heinze para con Messi y en medio de un “silencio atroz” en el Monumental los jugadores se fueron al descanso.

Para el inicio del segundo tiempo Maradona sacó de la cancha al jugador más fácil de cambiar, Enzo Pérez, entró Palermo y el seleccionado argentino pasó a defender con tres y Jonás Gutiérrez ocupó la vacante que quedó por la derecha en el mediocampo.

Los peruanos al minuto del segundo tiempo tuvieron su primera chance de gol, con un remate de volea de Juan Vargas, que pegó en el travesaño, paralizando los corazones de todos en el estadio Monumental.

Y cuando todos empezaban a temblar apareció Aimar para dejar con un pase perfecto solo a Higuaín con el arquero y el delantero del Real Madrid, con un remate cruzado, estableció el 1 a 0.

Con la ventaja todos pensaron que la historia sería otra, que Argentina comenzaría a manejar la pelota y los tiempos, para darle paso a una goleada.

Pero eso no sucedió. Todo lo contrario. Perú se animó y a los 12 minutos tuvo una chance clara para empatar, quedando Fano mano a mano con Sergio Romero y salvó el arquero de Racing, pero el rebote le quedó a Solano, quien remató y salvó Insúa, con la mano dentro del área, en un claro penal que el boliviano Ortubé decidió ignorar.

Del Solar mandó a la cancha al “Chorri” Palacios y el experimentado volante peruano se hizo un “pic-nic” cada vez que encaró a Insúa y de una jugada suya casi llega el empate.

Ante esta situación, con Argentina jugando peor que en el primer tiempo y bajo un diluvio, Maradona eligió el peor camino, defender el resultado, mandando a la cancha a Martín Demichelis, quien ingresó por Higuaín, y hacer pararse en el fondo con cuatro hombres.

El cambio de Maradona agrandó a los peruanos, que empezaron a manejar la pelota, a tirar muchos centros al área y merecer la igualdad.

En el último minuto, cuando ya la cancha era intransitable por el agua que caí, llegó el justo empate marcado por Rengifo. Decepción, incredulidad, malestar, todas esas sensaciones dijeron presentes en el Monumental.

El partido estaba perdido para todos, menos para él, para el que nunca baja los brazos, porque así lo demuestra su carrera, y con su pierna izquierda Palermo puso el 2 a 1. Maradona y sus compañeros le deben agradecer toda la vida y deben mostrar la misma actitud del delantero de Boca, sino ir o no ir al mundial será más de lo mismo.

fUENTE: DiarioShow

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