Las últimas horas vivimos un curioso fenómeno televisivo. Un globo aerostático, con aspecto de platillo volante venido a menos, surcaba los cielos. Nos enterábamos que dentro de él (supuestamente) había un pequeño de seis años llamado Falcon, hijo de un hombre conocido por su afición a las cámaras (protagonista, junto a su familia, de varios “realitys”).
Volando a más de 2000 metros de altura y a toda velocidad, era seguidor por helicópteros de varias cadenas de televisión. Finalmente el artefacto aterriza en un campo de tierra y se comprueba que la cestilla está vacía. No había nadie en el globo. Finalmente se conoció que el chaval, Falcon Heene, se había escondido en el trastero.
Nada menos que cinco horas escondido, cuando su padre había afirmado que “había visto a Falcon subir al globo antes del despegue”. Después cambió la versión, y puntualizó que lo que había visto era “una grabación”. El tema, como vemos, no está muy claro. Algunas voces ya afirman sin rubor que todo podría ser un montaje urdido por el padre.
Lo cierto es que el asunto le fue muy bien al padre, que necesitaba “una nueva inyección de fama”. De entrada ya tiene firmadas varias entrevistas en programas de buena audiencia televisiva en los Estados Unidos. En los que, suponemos, contará con todo lujo de detalles datos de interés de su amelonado globo aerostático, de lo travieso que es “su nene” y de lo feliz que está por amanecer cada mañana…
En definitiva, una nueva “celebrity” (o familia de “celebritis”) que podría estar entrando en escena (aunque fuera por la puerta de los frikis, eso sí).
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